"Si no puedes tener la razón y la fuerza, escoge siempre la razón y deja que el enemigo tenga la fuerza. En muchos combates puede la fuerza obtener la victoria, pero en la lucha toda sólo la razón vence. El poderoso nunca podrá sacar razón de su fuerza, pero nosotros siempre podremos obtener fuerza de la razón".



El Viejo Antonio




domingo, 12 de mayo de 2013

EL DELITO DE ENGAÑAR


Cartas al director publicada en "Estrella Digital" el 04/05/2013 y en el diario Navarro "Noticias de Navarra" el 08/05/2013

EL DELITO DE ENGAÑAR

Existe alrededor del gobierno unas personas fantasmas (porque no conocemos sus rostros) con un título igualmente fantasma (porque nadie sabe quién se lo ha otorgado, ni con que méritos lo han conseguido) llamados “expertos”. Ellos aconsejan al gobierno a atrasar la jubilación, teniendo la mitad de los jóvenes en paro, a abaratar el despido, a  privatizar los servicios públicos etc. Ninguno de ellos se dio cuenta de que la burbuja inmobiliaria iba a explotar, ninguno alertó de la estafa financiera que se estaba produciendo, ninguno propone investigar a los culpables y responsables de esta situación; no se les ocurre que la seguridad social, en un mundo donde cada vez la tecnología ha hecho que se necesite menos mano de obra, se puede garantizar reteniendo según el beneficio y no según el número de trabajadores; nadie entre ellos plantea grabar un impuesto a los productos que consumimos y que vienen de fuera porque han quitado puestos de trabajo aquí.


Soluciones a esta crisis hay muchas, pero todas pasan por cambiar las reglas del juego que garantizan los privilegios de unos pocos. No es difícil encontrar soluciones basadas en el sentido común, la solidaridad y la justicia social. No es difícil crear millones de puestos de trabajo potenciando los productos  locales, acabando con las horas extras y los dobles empleos, repartiendo el tiempo de trabajo. No es difícil crear una banca pública y ética donde no se especule con nuestros ahorros, acabar con los paraísos fiscales, crear un impuesto a las operaciones financieras, priorizar  una sanidad y educación de calidad antes que despilfarrar en gastos militares.


Este gobierno, está claro, prefiere  engañarnos con imposiciones aconsejadas por  dudosos “expertos”, a plantear  verdaderas soluciones. Su engaño no es un engaño inocente sino que, por la gravedad de sus consecuencias, yo lo clasificaría como  “crimen de lesa humanidad “ 


Tirso Irigoyen Aznarez